![](https://static.wixstatic.com/media/214ec6_eeecdb617aa5a5bc75784001d9a701af.png/v1/fill/w_15,h_11,al_c,q_85,usm_0.66_1.00_0.01,enc_avif,quality_auto/214ec6_eeecdb617aa5a5bc75784001d9a701af.png)
CALL US : 1-800-000-0000
Frecuencia
Humana
![](https://static.wixstatic.com/media/8fcd8f_b28902b18b8b301521f1bfecc3faca78.png/v1/fill/w_205,h_185,al_c,q_85,usm_0.66_1.00_0.01,enc_avif,quality_auto/8fcd8f_b28902b18b8b301521f1bfecc3faca78.png)
Basándonos nuevamente en las evidencias científicas de la neurociencia, la percepción es un proceso activo que depende de las experiencias pasadas y de las emociones. No es un reflejo del mundo exterior. Tomando esto en consideración se puede concluir que podemos cambiar la manera en que percibimos al mundo exterior, es decir, nuestra realidad, sanando nuestras experiencias pasadas y nuestro cuerpo emocional. La ansiedad que todos tenemos de vivir en un mundo más feliz, para decirlo de alguna manera, solamente puede ser alcanzado trabajando con nuestro interior.
![](https://static.wixstatic.com/media/8fcd8f_0cd4ce26194488c675c3ed3c73293354.jpg/v1/fill/w_329,h_232,al_c,lg_1,q_80,enc_avif,quality_auto/8fcd8f_0cd4ce26194488c675c3ed3c73293354.jpg)
![](https://static.wixstatic.com/media/8fcd8f_fa8db1838fd291dcc6236705a4162822.jpg/v1/fill/w_400,h_300,al_c,q_80,usm_0.66_1.00_0.01,enc_avif,quality_auto/8fcd8f_fa8db1838fd291dcc6236705a4162822.jpg)
Lo que la neurociencia moderna nos dice sobre nuestra limitación en el acto de la percepción es el resultado de muchos experimentos, y no supone una gran novedad, pues ya algunos autores en el pasado lo habían sospechado. El filósofo francés Renato Descartes decía que las cualidades secundarias de las cosas (colores, sonidos, gustos, olores, etc.) no existían fuera de nosotros, sino en nosotros como sujetos “sintientes”. Y uno de sus seguidores, Nicolás Malebranche argumentaba lo siguiente: “Cuando uno siente calor, no se engaña en absoluto por creer que lo siente… pero uno se engaña si juzga que el calor que siente está fuera del alma que lo siente”. O sea, que Malebranche siguió a Descartes en negar la objetividad de las cualidades secundarias de las cosas.
La conclusión que podemos sacar de todo esto es que cuando hablamos de materia, del mundo material parece que nos estamos refiriendo a la realidad subyacente, cuando de hecho nos referimos a las imágenes de nuestra mente. El tiempo, el espacio, la materia no están fuera de nuestra conciencia, sino que no existen si no existiera esa conciencia.
Desde luego, desde el punto de vista de nuestro cerebro esta reconstrucción del mundo es completamente real. Lo que es un engaño es creer que las imágenes de nuestra mente son el mundo exterior.
![](https://static.wixstatic.com/media/8fcd8f_f46b0a2fbbf08f97b37157dd65e2e7de.jpg/v1/fill/w_385,h_256,al_c,lg_1,q_80,enc_avif,quality_auto/8fcd8f_f46b0a2fbbf08f97b37157dd65e2e7de.jpg)
En relación con el concepto que tradicionalmente tenemos de objetividad, es decir, de que los objetos están afuera e independientemente de nosotros, von Foerster dice: “Objetividad es el delirio de un sujeto que piensa que observar puede hacerse sin él”. Este mismo autor nos dice que el cerebro es mucho más receptivo para cambios en el entorno interno que en el externo, refiriéndose al hecho de que tenemos aproximadamente cien millones de receptores sensoriales frente a unos diez billones de sinapsis en nuestro sistema nervioso, lo que interpreta como que somos 100.000 veces más receptivos a lo que ocurre dentro de nuestro cerebro. El neurocientífico chileno Humberto Maturana, antes mencionado, llegó también a esa conclusión cuando observó que la presentación de un color en el campo visual de un sujeto no producía tanta actividad cerebral como cuando el sujeto pensaba en ese color, es decir, que el cerebro estaba mucho más ocupado consigo mismo que con la realidad exterior.
![](https://static.wixstatic.com/media/8fcd8f_2e355fb7b640bdb7328d5f89b6c36245.jpg/v1/fill/w_325,h_285,al_c,q_80,usm_0.66_1.00_0.01,enc_avif,quality_auto/8fcd8f_2e355fb7b640bdb7328d5f89b6c36245.jpg)
![](https://static.wixstatic.com/media/8fcd8f_c185a3e2fcb03b5c846e7e44dbd8abb3.jpg/v1/fill/w_315,h_315,al_c,lg_1,q_80,enc_avif,quality_auto/8fcd8f_c185a3e2fcb03b5c846e7e44dbd8abb3.jpg)
Como concluye Dr. Rubia Vila por todo lo dicho, podemos concluir que la percepción no es ningún proceso pasivo o reflejo del mundo exterior, como siempre se ha pensado, sino un proceso activo en el que las experiencias pasadas, la memoria, las emociones y las expectativas juegan un papel importante. No estamos separados de nuestro entorno, pero nuestro cerebro actúa casi de manera independiente creando un mundo artificial y que proyecta hacia el exterior. Probablemente, de esta manera, podemos anticipar y prever muchas conductas antes de realizarlas, lo que, sin duda, tiene un valor importante para nuestra supervivencia, único interés que el cerebro tiene: la supervivencia del organismo que lo alberga.
La siguiente historia sacada del budismo zen refleja lo que la neurociencia hoy en día finalmente pudo comprobar: Estaban dos monjes discutiendo sobre la bandera que ondeaba encima del templo. Uno de ellos decía: “la bandera se mueve”, y el otro decía: “el viento se mueve” y así no se ponían de acuerdo sobre quién llevaba razón. Entonces el sexto patriarca Hui Neng les dijo: “Señores, no es la bandera la que se mueve ni tampoco el viento, es vuestra mente la que se mueve”.
La Neurociencia
![](https://static.wixstatic.com/media/8fcd8f_a08661d0a73c9e5baf2eaf4bf54d7fd7.jpg/v1/fill/w_980,h_223,al_c,q_80,usm_0.66_1.00_0.01,enc_avif,quality_auto/8fcd8f_a08661d0a73c9e5baf2eaf4bf54d7fd7.jpg)
Nuestra experiencia está amarrada a nuestra estructura de una forma indisoluble. No vemos el “espacio” del mundo, sino que vivimos nuestro campo visual; no vemos los “colores” del mundo, sino que vivimos nuestro espacio cromático.
Maturana,H y Varela,F.(1984)